Vuelta a casa.
Sólo recuerdo que era mi último día de trabajo, vinieron mis compañeros a verme y a ayudarme a llegar salvo a casa, te preguntas por qué? Porque los Ángeles tenemos que cumplir un tiempo de trabajo protegiendo a los hombres, cuando acaba ese tiempo tenemos un día para volver a casa, si no, nos perdemos para siempre y claro a los otros les conviene que no lleguemos, pues sería uno menos para nosotros, uno más para ellos.
Yo tenía que llegar a la parada de metro, que oculta la puerta al cielo para Ángeles, ahí estaba nuestro refugio si pasábamos por las taquillas estábamos salvados, cuando un ángel muere estando de servicio, sólo vuelve a entrar al cielo, y se le otorga un nuevo trabajo pero ya no volverá a bajar a la tierra, pues los otros ya le conocen, asi que no podría proteger a nadie pues irían a por el. El caso es que en el último día de trabajo podemos elegir qué queremos hacer, subir, bajar o quedarnos... tú ya me entiendes...
Yo estaba muy cansado quería subir con el Padre, en verdad no conozco a nadie que no haya querido subir, bueno sé de un ángel que se enamoró de la chica a la que cuidaba y se quedó cuando acabo su tiempo, pero no sé de nadie que se haya ido hacia abajo por propia voluntad.
Ahora estoy en el suelo arrastrándome hacia la entrada del metro, veo a mis compañeros peleando, sólo quiero llegar, me repito una y otra vez, mientras veo como mis compañeros entran en el metro buscando refuerzos, otros simplemente aparecen dentro y me mirar con cara de impotencia, no pueden salir, no pueden ayudarme porque les acaban de matar, la gente pasa a mi lado ajena a la batalla que está habiendo a su alrededor, y yo sigo aquí en el suelo, veo a uno de ellos acercarse a mí, pero mi amigo Samuel se interpone, pobre, después de mucho forcejeo y de matarlo muere desangrado tirado a unos centímetros de mi, intento recordar como he llegado hasta aquí.
Mis amigos habían venido a por mí; venían en dos motos y tres coches distintos, para despistar, yo tenia que ir en mi coche, pero en último momento Bernard sugirió que probablemente supieran cuál era mi coche, mejor era que yo fuera en otro, él se ofreció a ir en el mío, fue el primero en morir, lo recuerdo saltando por los aires con una sonrisa al poner en marcha el coche, y morir al caer al suelo, si salgo de esta tengo que recordar darle las gracias a este chico, bueno a él y a todos los que murieron, dejándolo todo para que yo volviera a casa, respiro con dificultad, me escondo en un baño de la estación ya falta poco, estoy muy cerca pero tengo que reponerme un poco para poder cruzar, Dios sólo quiero poder cruzar! Por qué lo hacen todo tan difícil! Sigo recordando mientras intento acompasar mi respiración, no debo hacer ruido, si no todo este esfuerzo no habra servido para nada, seguimos por la carretera yo sólo quedan las motos y el coche donde voy yo con Santiago y Flora, ni siquiera se quién va en la primera moto, pero esa chica salta de repente encima de uno de ellos y le golpea en la cabeza, bien por ella! O no! un grupo muy grande se dirige enfurecido hacia ella, corre! Le chillo, no me escucha, el coche es blindado.¿De verdad hacía falta tanto esfuerzo para que yo llegue a casa? los humanos lo tiene tan fácil sólo tienen que llamar al padre y el nos manda para protegerlos, nosotros lo tenemos más complicado, me siento impotente... Samuel se ríe de mi, intenta tranquilizarme, me recuerda que de todos modos, todos tenemos que volver al cielo en algún momento, ¿qué mejor que hacerlo por un amigo? le pregunto si no le importa la persona que esta a su cargo, ahora sí noto la tristeza en sus ojos, si muere le echará de menos, el trabajo en el cielo es demasiado aburrido para alguien como Samuel o como Flora, pero se resignan porque saben que un día les tocara a ellos y entonces podrán descansar cantando “ Cuán grande es Dios” mientras el Padre mira complacido.
Corremos por toda la ciudad ya queda menos, sólo tenemos que atravesar el puente y ya estaremos en frente de la boca del intercambiador que da al metro,
Flora no esta mirando hacia adelante pues a su derecha intenta morderla uno de ellos, se deshace de él pero chocamos con el coche de un hombre, bueno seguro ya era su hora si no no estaría ahí, el coche sale volando damos tres vueltas de campana, quizás por eso no recordaba qué hacia en el suelo tan cerca de la boca del metro, ya me siento un poco mejor, menos mal que nos regeneramos pronto, tengo que salir con cuidado de este baño, no creo que quede ninguno de mis compañeros, tampoco quedarán por alrededor muchos de ellos, no veo a nadie eso me preocupa, no es normal, miro al interior, mis compañeros me miran con dulzura, que hermoso se ve todo ahí dentro, quiero ser uno de ellos, por favor fuerzas no me falléis ahora... ya decía yo que era extraño que no hubiera nadie, mis compañeros me señalan entonces lo veo, es uno de sus jefes, codicia creo que se llama, ha ido ascendiendo últimamente por culpa de esta humanidad que no cambia si no es para peor, es grande, verde, de ojos rojos, me da miedo pero no puedo dejar que me venza, no le dejaré, recuerdo a mi protegido, cómo luchaba cada día por un mundo mejor, y por los amigos que tanto quería, su familia les llamaba él, recuerdo lo valiente que fue hasta el último momento, y lo feliz que se fue a casa, yo quiero irme con él, no permitiré que nadie se interponga, le pego, le clavo mi espada, chilla cae, y corro, corro con todas mis fuerzas voy vestido con ropa humana, por fin paso por los tornos de la taquilla, noto como mis alas antes ocultas para no llamar la atención se abren de golpe, mi cara se ilumina, me hago más grande, más rosado, soy feliz!!! Soy libre!! Por fin puedo cantar
Fin