sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Por qué detrás de un gran hombre?

Ayuda idónea. Es con este concepto en mente que Dios decide crear al segundo ser humano, la varona, la mujer. Me gusta el nombre de "varona", porque denota la igualdad de ambos sexos. La varona es un ser igual de valioso que el varón; sólo hay una diferencia de género, lo cual incluye diferentes capacidades y aptitudes, distintos puntos fuertes que los del hombre, pero no menos importantes. Con esta idea, el Señor muestra a Adán todas las bestias de la creación, y le da ocasión de darles nombre y conocerlas, pues sobre ellas gobierna, "mas para Adán no se halló ayuda idónea para él" (Génesis 2:20). No se halló ayuda, pero, ¿quién fue el que lo comprendió? ¡Sin duda, el Señor, habiéndolos creado a todos, lo sabía muy bien! De esta forma tan sutil se le dió a conocer al heredero de la Creación que no habían otros seres semejantes a él, y que era único. En el hombre "el simio se encuentra con el ángel", dicen; somos carnales y espirituales a la vez, un don exclusivo de la humanidad.

(Vale la pena, en este punto, mencionar que existe la opinión racista de que las razas que el filosofoide de turno eran inferiores estaban entre los animales, y que por eso se le dió la oportunidad a Adán de escogerlos como sus compañeros, porque tenían forma humana. ¡Como si Dios no nos guiara siempre a un camino perfecto y ya previsto en su conocimiento! Es de las ideas más repulsivas que he visto intentar interpretar de la Biblia…)

Así, Adán fue sumido en sueño, y se tomó de él una costilla. Es uno de los muchos huesos del cuerpo, uno del que poseemos varias "copias". Pero a esos efectos, el Señor bien hubiera podido quitarle a Adán una muela. O un mechón de cabellos. Seguro que no está más allá del poder de Dios dar forma a la varona a partir del apéndice de Adán. Pero escogió Jehová una costilla, uno de los huesos que protegen pulmones y corazón. Yo pienso que es porque era importante que la mujer diera aliento y coraje al hombre. Cuando más adelante cayeron, imagino a Adán desolado, apartado de la presencia constante de Dios, hundido. ¿Se ahogaba, con el primer ataque de ansiedad jamás conocido? ¿Su corazón trataba de retorcerse, de culpar a Eva de traerle el fruto en vez de aceptar su propia culpa, de detenerse en un infarto homicida?

Sin duda, llorando con él, Eva le abrazó y le dió fuerzas, hasta que respiró de nuevo plácidamente, hasta que sus latidos volvieron a su ritmo normal. La mujer fue su ayuda idónea, su aliada, su fuerza. Ella le dió consuelo cuando aprendía con él a sobrevivir en el mundo que conocemos. Le dió hijos, en los que Adán reconoció la bendición de Dios. Le enseñó a perdonarse a sí mismo en vez de a culparla a ella, igual que ella tuvo que comprender su responsabilidad en vez de culpar a Adán de no haberla disuadido para que confesaran y se arrepintieran. Fijaos que el efecto del fruto no se dió hasta que ambos lo hubieron comido; esto nos demuestra algo importante. El papel del hombre en la pareja es protegerse a sí mismo, a su esposa y a su familia. Adán quizá hubiera podido negarse a comer del fruto e impedir la caída en desgracia de su familia, pero deshonró su papel y eso les costó la pérdida de la gracia.

La mujer es igual al hombre en valía, pero es diferente en aptitudes y capacidades. Una pareja idónea se complementa y fortalece mutuamente. No comprender esto ha traído infelicidad a muchas generaciones. La capacidad de la mujer de organizar, de comprensión abstracta, de adquirir la perspectiva completa del bosque (hechos estos demostrados científicamente), es perfecta para combinarse con la habilidad masculina de actuar, de comprender elementos concretos y de poder trabajar con un árbol tras otro. Las mujeres probablemente pueden aprender a cocinar mejor al poder coordinar la preparación y cocción de unos y otros ingredientes. Dicho esto, también serán sin duda mejores tácticas y estrategas militares que los hombres, por los mismos motivos.

Detrás de los grandes hombres, cubriendo sus necesidades, poniéndose detrás voluntariamente porque es la forma de empujarle hacia adelante y hacia arriba a la vez, hay grandes mujeres. No es coincidencia; es el camino ideado por Dios nuestro Señor.

It must have been cold there in my shadow,
to never have sunlight in your face.
You were content to let me shine,
you always walked a step behind.

I was the one with all the glory,
while you were the one with all the strenght.
Only a face without a name,
I never once heard you complain.

Did you ever know that you're my hero,
and everything I would like to be?

I can fly higher than an eagle,
cause you are the wind beneath my wings.

(Debe haber hecho frío allí a mi sombra,
sin tener nunca la luz del sol en tu rostro.
Estabas contenta de dejarme brillar,
siempre caminaste un paso atrás.

Yo era el que tenía toda la gloria,
mientras tú eras la que tenía toda la fuerza.
Sólo una cara sin nombre,
y ni una vez te oí protestar.

Alguna vez supiste que eras mi héroe (o heroína),
y todo lo que quisiera ser?
Puedo volar más alto que un águila
porque tú eres el viento bajo mis alas.)

domingo, 30 de agosto de 2009

Así NO

Muchas veces habréis visto repasar el pasaje de la Armadura de Dios descrita en Efesios. Es famoso e inspirador, pero a menudo da una impresión equivocada. Parece que hay demasiados lectores que entienden que esa armadura pertenece sólo a Dios, y que es Él quien la viste para defendernos. Hay gente que entiende el elegir a Cristo frente al Diablo más o menos así:


Y no es así. Recordad que cuando le reconocemos y aceptamos como nuestro salvador personal, "vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mi" (Gálatas 2:20). Él crece en nosotros, y sobre nosotros manifiesta Su armadura; recordemos: coraza de justicia, cinto de verdad, calzado de evangelio de paz, escudo de fe, yelmo de salvación y espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Así que nada de Pokémon Jesús, sino Caballeros de Jesucristo (cuando lanzan sus ataaaqueeees, entonan con fuerza su canción, la canción de los héroeeeees…)

domingo, 2 de agosto de 2009

Yo fui un freak cristiano post-adolescente

Es posible que nuestros lectores asiduos (los dos :D ) se hayan preguntado alguna vez como es que hago tantísimas referencias en mis artículos a personajes literarios, de comic o de películas. La respuesta es sencilla: soy un aficionado acérrimo a ellos desde hace muchos años. Hoy en día tengo veintisiete años y sigo considerando que, buscando en ese campo, se encuentran joyas, verdaderas obras de arte, expresivas y emotivas, que transmiten tanto sentimientos como ideales dignos de ser admirados.

Pero hay que buscar, como digo, porque mucho de ello está enterrado entre montones de material mediocre, cuando no directamente lamentable o hasta negativo. Estuve ciego mucho tiempo a eso, considerando que la fantasía podía quedar totalmente en un aparte de mi fe, y que no tenía nada de malo un tebeo de humor negro basado en violencia sangrienta, o lleno de chistes sexuales y bragas al aire, o en el que la presencia de demonios o brujerías fuera tratado tan livianamente que los protagonistas tratan con unos y usan las otras con normalidad.

La ficción presenta ideales a los que aspirar. Por tanto, debemos elegir ideales correctos y edificantes, que nos inspiren a ser los cristianos que Dios desea que seamos. Así, nuestro obvio ideal debe ser Jesús; no sólo de palabra sino de hecho. Desde luego, es complicado; mis jóvenes hermanas no tienen fotos de Jesucristo con las que forrar su carpeta -y para la mayoría de mis hermanas en cristo quinceañeras, Mel Gibson, por muy bien caracterizado que esté en "La Pasión", se parece demasiado a sus papás para encontrarlo atractivo.


Uno así para mi cuarto


He necesitado buscar la liberación del Espíritu Santo y centrar mi mirada en Dios únicamente para poder darme cuenta de lo cierto que es lo que os he explicado. Y he reflexionado bastante, hasta comprender exactamente qué criterio debo seguir para saber qué cómics, pelis, libros o música me conviene oír y cual no. Y lo resume muy bien este versículo:
"Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." (Mateo, 18:3)

Es simple, para saber si voy a ver, leer o escuchar algo, me preguntaré simplemente: "¿ESTO SE LO DARÍA A ESCUCHAR A MI HIJO PEQUEÑO?" Aun no tengo niños, pero lo deseo, y hay mucho de lo que leía que hubiera mantenido alejado de un niño de seis años. Les leería El Hobbit, o tebeos de Spiderman, pero de ninguna manera les dejaría que hojearan Lobo o Berserk. Por otra parte, hay cosas que de demasiado niños no podrán entender, pero que de mayores estarán preparados para afrontar. El horror que presenta El Señor de las Moscas, que de algún modo equivale a todo lo que nos aleja de Dios -violencia, idolatría, asesinato, la degeneración al alejarse de una autoridad benigna- es una grave y bien escrita advertencia para una persona madura, pero a un niño demasiado joven le aterrará sin darle ningún beneficio. Lo mismo para música perniciosa, por no hablar de la directamente blasfema. Hay poesías hermosas incluso en el heavy metal, y no hablo sólo de las baladas, dignas de ser escuchadas, pero también hay un montón de basura que no queremos en nuestras vidas de crecimiento en Cristo; de este tema se ha hablado tanto que no vale la pena que me extienda.

Mi idea es que preservemos la pureza de la nueva criatura que somos al aceptar la salvación de Jesús (2 Corintios 5:17), del mismo modo exacto que lo haremos con nuestros hijos. ¿No hemos sido hechos de nuevo como hijos recién nacidos de Dios? Debemos abandonar todas las malas costumbres de la persona que fuimos, del viejo hombre que murió en la crucifixión del Salvador para que naciéramos nosotros, y además resguardarnos de las futuras malas influencias. Estoy hablando todo el rato, como habréis visto, de un discernimiento basado en la lógica. Cuando el Espíritu Santo se mueve en vosotros, la luz de la verdad abre vuestros ojos espirituales, y comprenderéis como hice yo. Llegará el momento en que una obra de cariz negativo hará que el Espíritu os advierta antes de tener que exponeros a ella, y su poder os ayudará a alejarla de vosotros y de los vuestros. Pero hasta entonces, observado vuestro ocio, todo cuanto usáis como una diversión "inofensiva porque es ficción", y decidid si representa, sea obvia o sutilmente, la persona que aspiráis a ser. Pensad si lo daríais a vuestros hijos. Pensad si es un sonido, una historia, un dibujo, una canción o una película que compartiríais con Jesús junto con unas palomitas.

(El título del artículo es una referencia a las películas de "Yo fui un zombie/hombre lobo/vampiro/Fausto adolescente", que aparte de ser bastante menos que un buen ejemplo, son de lo peor del cine de serie B. Sí, todas estas existen. En serio XD )

domingo, 26 de julio de 2009

Más vale bien prometido que mal conocido

Hace tiempo, la líder de jóvenes de la iglesia Renuevo de Vida, de Madrid, nos expuso el miedo como opuesto a la fe. Ambas son reacciones ante lo desconocido; el miedo presupone lo peor, la fe cree en lo mejor. Quizá más que la fe, en este caso, le toque a una de sus seguidoras fieles: la esperanza. La esperanza espera, mientras que la fe sabe. Realmente, el fiel siente la presencia de su Señor, no se limita a aguardar y soñar. Pero sin duda, la esperanza sigue a la fe, y persiguiendo ese sueño de algo superior muchos conocen a Cristo, de modo que ambas se fortalecen mutuamente.

En el Éxodo de los judíos, un pueblo de esclavos, sumiso y temeroso, se enfrentó a la misión de cruzar un tramo de desierto -lo que les llevaría unos días- y desafiar a los poderosos reinos, poblados por hombres altos, fuertes y terribles, en pos de una promesa, una esperanza, dada por Jehová a su pueblo, de que Él entregaría en sus manos una tierra que manaba leche y miel. Algunos estudiosos creen que "leche y miel" alude a ganado y ricos cultivos; otros que era alguna clase de expresión de prosperidad. Como fuere, esta esperanza alcanzó a pocos, y el resto rogaron a Moisés, al que no osaban oponerse, que les devolviera a su cómoda esclavitud. No temían negarse a la voluntad de Dios, sino que apelaban a su ungido. No pidieron valor o sabiduría o comprensión. Pidieron que se les retirara la esperanza.

"Más vale malo conocido que bueno por conocer", dice un proverbio conformista. Un refrán hecho por y para cobardes. A ese pensamiento se aferraba el pueblo judío; los descendientes de Israel suplicaban el yugo de Egipto con más pasión de la que jamás clamaron por su libertador. Destinados a ser el reino más grande conocido, los que debían ser príncipes de los hombres escondían la cabeza bajo la arena e imploraban ser perros bien alimentados. Jehová entonces, como separó la luz de las tinieblas, apartó a los esperanzados y les proclamó que vivirían, pero sólo ellos, entre su generación. Por cuarenta años, los judíos erraron por el desierto en lo que era un camino de pocos días, quizá semanas.

Imagino cómo, durante ese tiempo, nació la nueva generación. Niños que apenas recordaban Egipto o que, simplemente, no conocían más que este viaje incesante. Niños que aprendieron que eran supervivientes, luchadores, protegidos de la deshidratación por la sombra de la nube de Jehová, resguardados del helor de la noche por la columna de fuego de Dios. Alimentados por gracia, con maná y con ave, sin que les faltara agua, y aun así viendo a sus padres, nacidos en esclavitud y criados en cobardía, aterrorizarse ante cada dificultad y desear volver atrás en el tiempo, o acaso ser dejados morir para no sufrir más lo que, para sus corazones despojados de coraje, era un destino horrendo de nuevas pruebas, por más que siempre fueran superadas del mismo modo. Uno por uno, murieron sin ver su destino, la verdad de la esperanza que les fue ofrecida. Pero sus hijos, un pueblo criado en dificultad y victoria, heredaron la tierra prometida.


Si lanzas un anzuelo sin cebo a un lago en el que nunca se haya pescado, los peces lo morderán sin dudar, carentes de miedo a esa cosa que desconocen. Cuando la zoóloga Dian Fossey pasó catorce años estudiando a los gorilas, ellos se extrañaban de su presencia y no se comportaban como de costumbre, pero no la temían -como demuestra que, si la hubieran considerado temible, su instinto se habría impuesto y los machos de espalda plateada y doscientos kilos de peso la habrían despedazado. ¿Qué quiere decir esto? Que el miedo a lo desconocido es una costumbre adquirida por el hombre, e incluso vinculada a su espíritu incompleto tras incontables generaciones de espíritus de cobardía construyendo su fortaleza en el corazón humano. Pero en Cristo, como las nuevas criaturas que somos, ese miedo ha de caer.

El miedo a lo desconocido nos aferra a lo conocido, por malo que sea. El miedo a lo desconocido es miedo al posible mal, pero también a la esperanza. Temer a la esperanza, ¿tiene algún sentido? Para el Israel que partió en un Éxodo de cuarenta años, lo tenía. Para la generación de este siglo, lo tiene, y ves jóvenes limitándose y temiendo, y dejando de llevar a cabo la obra para la que hubieran estado destinados por miedo a abrigar una esperanza y que se derrumbe.

"Lo he comprendido por fin", dice Kaos, un personaje de comic sometido a pruebas que no se ve capaz de soportar como parte de su intento de ayudar a cambiar un mundo injusto. "Relatar un sueño, reunir los sueños de muchas personas, convertirme en su paladín… y al final no ser capaz de cumplirlos… ¡¡…es un pecado terrible!! Por fin lo he comprendido… ¡¡… es el peso del pecado de soñar!!" Pero apenas minutos después, este hombre al que los demás ven como un muerto en vida, descubre las pruebas que ha tenido que pasar, en este mismo tiempo, la mujer que amó en el pasado. Comprendiendo lo débiles que habían sido sus convicciones y sueños como para haberse derrumbado tan fácilmente, osa oponerse al hombre que le había castigado para dirigirle estas palabras: "Sin sueños, un hombre acaba muriendo. Pero si uno tiene sueños… y no trata de llevarlos a cabo, acaba pudriéndose. ¡¡Por eso la única manera de compensar el pecado de tener un sueño es tratar de llevarlo a cabo!!"

Por supuesto, esta es una definición de pecado muy influenciada por la idea budista de que salvarse es no desear nada -toda una religión basada en que tu misma esencia sea conformismo, Dios me guarde- y que no comparto, pero transmite lo que quiero decir. Persigue tus sueños, y recuerda las promesas dadas a los hijos de Dios desde Josué: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres."

Para que yo tampoco lo olvide, el Señor me ha dado otra promesa a mi en Josué 1:3, que acompaña a la que ya me ofreció en Lucas 12:32. He aquí, pues, el lema del Orgullo de Judá:
NO TEMÁIS, MANADA PEQUEÑA, PUES A VUESTRO PADRE HA PLACIDO DAROS EL REINO. YO OS HE ENTREGADO, COMO LO HABÍA DICHO A MOISÉS, TODO LUGAR QUE PISARE LA PLANTA DE VUESTRO PIE.

¡Que Dios os bendiga!

jueves, 18 de junio de 2009

las metas.

Las metas son muy importantes en esta vida, pero yo creo que lo mas importante es el camino, a ver me explico:
A ver cuando tenemos nuestras salidas de princesas, cuando vamos a algún lado,y el tiempo apremia, llegamos tarde o nos perdemos, yo siempre les digo a las niñas, lo importante no es llegar es la compañía, es lo que hacemos para llegar, creo que la vida es igual, es importante tener metas, pero mas importante es lo que hacer y con quien para conseguirlas.
Yo por ejemplo, me puse como meta tener un "bacala de ong payasil", pero hice un alto en el camino para descansar y me di cuenta que había una vifurcacion, un camino un poco mas pequeño, mas estrecho y complicado, y en el fondo del camino un "payaso rokero y poeta" bueno no es ni por asomo la meta que yo me había puesto, pero aun que me sera mas duro el camino, se que es de Dios que lo siga, y me que encontrare pequeñas rosas azueles dejadas por mi payaso, y pequeños cuentos, y poesías, abra discusiones, o devates, pero se que cuando llegue a la meta abre disfrutado, abre luchado, y al final cuando lo consiga sera mio, por que nadie mas abra luchado por el, y que apartir de hay vendrán metas mucho mas fuertes y difíciles, pero que no estaré sola para superarlas.
A si que hermanos leones, la conclusion seria, lo importante no es llegar si no el camino.
Os quiero mucho: Princess, Angel y J.P( futura mosca.C)

lunes, 1 de junio de 2009

Heroes or Zeroes

"Héroes o Ceros"; es un dicho americano, un juego de palabras de significado muy claro. Nadie quiere ser un cero, pero exactamente, ¿qué conlleva ser un héroe?

Para mi un héroe es alguien que hace lo que debe hacer, le sean favorables o no las consecuencias, le sea fácil o difícil. Esto es fácil de entender. Ahora, ¿qué es lo que uno DEBE hacer? Los cristianos tenemos marcada una misión, un deber, claro y conciso:
"Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos en Jerusalem, en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra." (Hechos 1:8) Somos los testigos de la realidad de Jesús, de la nueva vida que Él nos dió, y de su promesa de salvación. Por eso extendemos el evangelio y nos hacemos misioneros, y hablamos con su Palabra y con nuestro ejemplo a todo el que nos conoce. ¿Somos héroes?

Cuando te sobrepones a la vergüenza, pides a Dios que guíe tus palabras y entregas sonriente a un desconocido un folleto cristiano, sabiendo que puede empezar a hacerte preguntas que te asusta no contestar adecuadamente, ¿no eres un héroe?

Cuando te quitas tiempo de estar con tus amigos, de tus aficiones, de tus gustos, y lo dedicas a estudiar para encontrar un mejor trabajo, incluso cuando ya tienes empleo, pero tu ambición e ilusión te animan a seguir prosperando, ¿no eres un héroe?

Cuando pasas dos días en ayuno y te centras en dedicar el tiempo de tus carnalidades a estar en comunión con Dios, dejando que su presencia te complete, te restaure y te purifique, para que el Espíritu sea manifiesto en ti como dice Hechos, ¿no eres un héroe?

Cuando dejas de distraerte y recuerdas tu sueño de ser escritor, y decides hacer esa entrada de blog que te inspiró un diálogo que leíste hace poco para que sea conocida, ¿no eres un héroe? Quizá aquí no tanto, pero para mi es importante.

J. M. Straczinsky es el autor que ha inspirado la mayoría de reflexiones sobre el Señor basadas en comics de este blog. Este diálogo me pasó por alto la primera vez que lo leí, hace años. En una relectura, no puedo dejar de repetirme que, o el autor es creyente, o comprende que Dios es más grande que la vida. Para los que no sean muy seguidores de Peter Parker, el Hombre Araña, les diré que él decide hacerse héroe cuando, después de haber recibido sus poderes, deja escapar a un ladrón sin darle importancia; este mismo ladrón asesinará a su tío Ben, que le crió como a un hijo desde la muerte de sus padres. Desde entonces, Spiderman deja de trabajar como atracción televisiva y se entrega a hacer lo que debe, llevado por la culpa y el deseo de redención.

Tras una aventura de viajes por el tiempo el día de su cumpleaños, el mago que le ha guiado en ese viaje le da una cajita diciendo que sospecha que es para él. El mismo mago no sabe de donde viene (aunque en principio llega en plan paradoja temporal, pero no viene al caso) y se la da. Al abrir la caja, sólo en la terraza de su casa, aparece su tío. Quizá le han traído en el tiempo. Quizá le han pedido que baje del cielo. No importa. Su diálogo es este.
"- Dios, quiero contarte tantas cosas… quiero pedirte perdón por tantas cosas…
- ¿Perdón? No tienes nada por lo que pedir perdón, Pete. A mi no.
- Pero te fallé cuando me necesitabas…
- Todos metemos la pata alguna vez. No sólo es inevitable, creo que puede ser necesario. ¿Sabes lo que de verdad me decepcionaría? Que no intentases vivir la vida que quise para ti. Que te conformaras con menos porque tuvieras miedo de conseguir más. Que te alejaras de lo que creías, una sola vez. ¿Has hecho eso? -Peter hace una pausa, medita, y responde:
- No, no lo he hecho.
- Entonces te he enseñado bien, y tu vida tiene sentido. (…) Hagas lo que hagas ahora, sea lo que sea en lo que te has convertido, dime, Peter. ¿Eres feliz? Todos sufrimos. Todos perdemos gente que nos importa. Todos somos heridos. Es el precio de ser humano. Pero a la hora de la verdad, ¿te gusta tu vida? ¿Eres feliz, Peter?
- Aunque parezca una tontería… lo soy. Soy feliz. Tengo una buena vida, una vida my buena. Tengo mucha suerte. A veces no comprendo lo buena que es y cuanta suerte tengo. Pero sí, soy feliz, Ben.
- Entonces, eso es lo único que importa, ¿no?
- Tal vez. Tal vez esa sí sea la pregunta. Pero te echo de menos, Ben. Dios sabe cuanto te echo de menos."

En los comics, el tío Ben ha sido idealizado. Es el estereotipo del padre ideal, que siempre estuvo ahí, severo pero justo y no por ello menos amoroso. Es el padre perfecto que puedes desear tener y puedes aspirar a ser. Es Dios. Es el amor absoluto que entiende que debes cumplir tus responsabilidades para ser mejor persona, que quiere que seas un héroe, y no un cero, y que quiere que tú mismo lo sepas. Straczinsky llevó al máximo esta analogía. Copiándolo para escribirlo aquí, se me ocurre incluso que esa figura de Dios está hablando con un Pedro (Peter), que lamenta su muerte, que siente que le falló, y al que el Cristo resucitado da fuerzas y esperanza. Apacienta a mis ovejas. Haz lo que debes. Ya sé que has fallado, ya sabía lo que el miedo te haría hacer. No te preocupes, estaba escrito. Pero ahora, apacienta a mis ovejas. Yo también te amo. Yo también te echo de menos. Adelante, mi fiel servidor. Sé un héroe.

jueves, 21 de mayo de 2009

Vuelta a Casa

Vuelta a casa.

Sólo recuerdo que era mi último día de trabajo, vinieron mis compañeros a verme y a ayudarme a llegar salvo a casa, te preguntas por qué? Porque los Ángeles tenemos que cumplir un tiempo de trabajo protegiendo a los hombres, cuando acaba ese tiempo tenemos un día para volver a casa, si no, nos perdemos para siempre y claro a los otros les conviene que no lleguemos, pues sería uno menos para nosotros, uno más para ellos.

Yo tenía que llegar a la parada de metro, que oculta la puerta al cielo para Ángeles, ahí estaba nuestro refugio si pasábamos por las taquillas estábamos salvados, cuando un ángel muere estando de servicio, sólo vuelve a entrar al cielo, y se le otorga un nuevo trabajo pero ya no volverá a bajar a la tierra, pues los otros ya le conocen, asi que no podría proteger a nadie pues irían a por el. El caso es que en el último día de trabajo podemos elegir qué queremos hacer, subir, bajar o quedarnos... tú ya me entiendes...

Yo estaba muy cansado quería subir con el Padre, en verdad no conozco a nadie que no haya querido subir, bueno sé de un ángel que se enamoró de la chica a la que cuidaba y se quedó cuando acabo su tiempo, pero no sé de nadie que se haya ido hacia abajo por propia voluntad.

Ahora estoy en el suelo arrastrándome hacia la entrada del metro, veo a mis compañeros peleando, sólo quiero llegar, me repito una y otra vez, mientras veo como mis compañeros entran en el metro buscando refuerzos, otros simplemente aparecen dentro y me mirar con cara de impotencia, no pueden salir, no pueden ayudarme porque les acaban de matar, la gente pasa a mi lado ajena a la batalla que está habiendo a su alrededor, y yo sigo aquí en el suelo, veo a uno de ellos acercarse a mí, pero mi amigo Samuel se interpone, pobre, después de mucho forcejeo y de matarlo muere desangrado tirado a unos centímetros de mi, intento recordar como he llegado hasta aquí.

Mis amigos habían venido a por mí; venían en dos motos y tres coches distintos, para despistar, yo tenia que ir en mi coche, pero en último momento Bernard sugirió que probablemente supieran cuál era mi coche, mejor era que yo fuera en otro, él se ofreció a ir en el mío, fue el primero en morir, lo recuerdo saltando por los aires con una sonrisa al poner en marcha el coche, y morir al caer al suelo, si salgo de esta tengo que recordar darle las gracias a este chico, bueno a él y a todos los que murieron, dejándolo todo para que yo volviera a casa, respiro con dificultad, me escondo en un baño de la estación ya falta poco, estoy muy cerca pero tengo que reponerme un poco para poder cruzar, Dios sólo quiero poder cruzar! Por qué lo hacen todo tan difícil! Sigo recordando mientras intento acompasar mi respiración, no debo hacer ruido, si no todo este esfuerzo no habra servido para nada, seguimos por la carretera yo sólo quedan las motos y el coche donde voy yo con Santiago y Flora, ni siquiera se quién va en la primera moto, pero esa chica salta de repente encima de uno de ellos y le golpea en la cabeza, bien por ella! O no! un grupo muy grande se dirige enfurecido hacia ella, corre! Le chillo, no me escucha, el coche es blindado.¿De verdad hacía falta tanto esfuerzo para que yo llegue a casa? los humanos lo tiene tan fácil sólo tienen que llamar al padre y el nos manda para protegerlos, nosotros lo tenemos más complicado, me siento impotente... Samuel se ríe de mi, intenta tranquilizarme, me recuerda que de todos modos, todos tenemos que volver al cielo en algún momento, ¿qué mejor que hacerlo por un amigo? le pregunto si no le importa la persona que esta a su cargo, ahora sí noto la tristeza en sus ojos, si muere le echará de menos, el trabajo en el cielo es demasiado aburrido para alguien como Samuel o como Flora, pero se resignan porque saben que un día les tocara a ellos y entonces podrán descansar cantando “ Cuán grande es Dios” mientras el Padre mira complacido.

Corremos por toda la ciudad ya queda menos, sólo tenemos que atravesar el puente y ya estaremos en frente de la boca del intercambiador que da al metro,

Flora no esta mirando hacia adelante pues a su derecha intenta morderla uno de ellos, se deshace de él pero chocamos con el coche de un hombre, bueno seguro ya era su hora si no no estaría ahí, el coche sale volando damos tres vueltas de campana, quizás por eso no recordaba qué hacia en el suelo tan cerca de la boca del metro, ya me siento un poco mejor, menos mal que nos regeneramos pronto, tengo que salir con cuidado de este baño, no creo que quede ninguno de mis compañeros, tampoco quedarán por alrededor muchos de ellos, no veo a nadie eso me preocupa, no es normal, miro al interior, mis compañeros me miran con dulzura, que hermoso se ve todo ahí dentro, quiero ser uno de ellos, por favor fuerzas no me falléis ahora... ya decía yo que era extraño que no hubiera nadie, mis compañeros me señalan entonces lo veo, es uno de sus jefes, codicia creo que se llama, ha ido ascendiendo últimamente por culpa de esta humanidad que no cambia si no es para peor, es grande, verde, de ojos rojos, me da miedo pero no puedo dejar que me venza, no le dejaré, recuerdo a mi protegido, cómo luchaba cada día por un mundo mejor, y por los amigos que tanto quería, su familia les llamaba él, recuerdo lo valiente que fue hasta el último momento, y lo feliz que se fue a casa, yo quiero irme con él, no permitiré que nadie se interponga, le pego, le clavo mi espada, chilla cae, y corro, corro con todas mis fuerzas voy vestido con ropa humana, por fin paso por los tornos de la taquilla, noto como mis alas antes ocultas para no llamar la atención se abren de golpe, mi cara se ilumina, me hago más grande, más rosado, soy feliz!!! Soy libre!! Por fin puedo cantar “Hosana, al Altísimo” El Padre se acerca a mí, me da la bienvenida, me arropa con sus brazos, y mis amigos están aquí, incluso aquellos a los que yo mismo ayude a cruzar, y mi protegido, no esperaba menos, ahí está a la diestra del Padre, me mira y me sonríe, gracias Señor por permitirme llagar a casa.

Fin

domingo, 3 de mayo de 2009

El orgullo del orgullo

"No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino." Lucas 32-12.

He ahí una palabra dada explícitamente a nosotros, el Orgullo de Judá. Pero no somos orgullosos ni soberbios. Somos un orgullo, es decir, una manada de leones, decididos y luchadores, varones y varonas de valor probado y sometidos a Jesucristo, nuestro Señor, nuestro Aslan. Como nos enseña Pablo, buscamos repudiar el orgullo y no glorificarnos más que en nuestras debilidades.


En castellano, al pecado capital se le llama soberbia, y se le distingue del orgullo honorable como una versión corrupta del mismo, altanera y distante. El idioma inglés, en cambio, no hace esa distinción, y llama al pecado capital "pride", es decir, orgullo. ¿No hay algo, entonces, de lo que estar orgulloso? ¿No hay logros que nos hayamos ganado?

Jesús deja muy clara esta verdad, delante del hombre que tenía en sus manos el juicio sobre su vida. La máxima autoridad del imperio en toda Judea habló así al capturado mesías:
"Entonces dícele Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿no sabes que tengo potestad para crucificarte, y que tengo potestad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dado de arriba." (Juan 19:10-11) Es decir: las autoridades sobre la tierra están donde están por voluntad de Dios. El dominio de las naciones lo concede el Padre, y por el pan que pudiera ser lo único que se comiera en un día, también al Padre se dan las gracias.

La Biblia nos dice que toda bendición viene del Señor, por gracia, por la vida que Él nos concede. Nosotros sólo hemos de poner nuestro esfuerzo, porque "esfuérzate y sé valiente" es una frase muchas veces repetida en la Biblia, y con razón. Dios nos enseña a orientar nuestro esfuerzo hacia los sueños que Él pone en nuestro corazón en lugar de dejarnos derrochar sudor y lágrimas en objetivos que no son adecuados. Por tanto, ¿de qué estarás orgulloso? Igual que no presumirás del color de tu cabello como si fuera gracias a ti que lo tienes, tampoco puedes querer enaltecerte de tus logros. Es más, a toda la iglesia se anima a que "todos sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo" (1 Pedro 5:5-6). Aparentemente, es simple: el orgullo niega la bendición de Dios y nos hace olvidar la gratitud que le debemos. Sólo por este delirio humanista ya valdría la pena deshacerse de él.

Pero hace muy poco que he comprendido la verdadera trampa del orgullo. Es una verdad sorprendente y poderosa. El orgullo es la satisfacción producida por los logros propios, es decir: por lo que puede hacer uno mismo. Pones toda tu fuerza y obtienes un difícil resultado, y te ensoberbeces. Bien, es comprensible y todos lo hemos hecho. Ahora, pensemos en lo dicho. El motivo de estar orgulloso es que es "tu" logro hecho con tus capacidades. Pero si esa bendición, esa victoria de tu esfuerzo, en realidad no nace de ti, sino de Dios, y rechazas el orgullo, dejando de decirte "he llegado a lo máximo que puedo hacer y por tanto puedo estar satisfecho", comprendes la verdad. No hay meta demasiado alta. No hay nada que no puedas hacer, porque no lo vas a conseguir tú, sino Dios. No dejes que tu esfuerzo se mienta a sí mismo para detenerse y drogarte de arrogancia... ese límite no ha existido jamás, porque Dios todo lo puede. ¡Sin orgullo, no hay triunfo demasiado alto, y realmente llevarás la obra que Dios te encarga hasta el infinito! ¡Sin tu orgullo, Dios es invencible en ti!

"TODO LO PUEDO EN CRISTO, QUE ME FORTALECE." (Filipenses 4:13)

sábado, 2 de mayo de 2009

El toro y las piedras de tropiezo

Llamamos "piedra de tropiezo" a un pecado reincidente. A una cadena a la que ataron al viejo hombre, y de la que el cristiano renacido no se sabe libre fácilmente; como en todo, es necesario buscar a Dios y clamar a Él para que veamos que en realidad carece de poder sobre nosotros. "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). Por supuesto, esa verdad tiene nombre: Jesucristo, que proclamó: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi" (Juan 14:6).

La expresión "piedra de tropiezo" es bíblica, y es la obvia inspiración para el refrán de que "el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra". Habitualmente, lo que hacemos con esa piedra es moverla a un lado. La apartamos del centro del camino, donde nos hacía caer y era visible, y la dejamos dos palmos más allá, donde no molesta y se la ve menos. De hecho, cuando tienes un día tonto y sin querer caminas dos palmos más allá de lo habitual, te tropiezas con ella precisamente porque, sutil ella, estaba menos a la vista, pero ahí, en el camino que quieres recorrer. Y porque te parece muy pesada para ti, porque es más fácil, porque no importa y la próxima vez te acordarás, la dejas de nuevo ahí. No hace falta ser muy listo para saber como sigue la historia habitualmente, ¿verdad?

Es decir: imaginemos que al recibir a Cristo, decides dejar las lecturas pornográficas. Muy encomiable. Así que las guardas en el estante de arriba, donde no las veas y no te tienten. Bueno, generalmente YA estaban en el estante de arriba, escondidas culpablemente, pero ahora lo están con voluntad cristiana, ¿no? Te das una palmadita en la espalda y, orgulloso, te vas a la reunión de jóvenes de esa tarde. Lástima que a la vuelta, por aburrimiento, costumbre, y porque "una miradita rápida no hará daño, y más ahora que lo he dejado", esa noche no será una Biblia lo que estés mirando ávidamente. Y por cierto, eso te hará sentir mal y culpable y un pésimo cristiano, un estado de ánimo en el que cuesta mucho reunir voluntad para, al día siguiente, no volver a hacer lo mismo.

No vas a ganar de ese modo. No con tus fuerzas. Lo repetiré una y mil veces: NO CON TUS FUERZAS. Eres una criatura nueva, que ya no cae en la soberbia de intentar vencer por sí sola, siguiendo los cánones humanistas. Eres de Cristo, y todo lo puedes en Él, que te fortalece. Confiando en Dios, y negando al Diablo -el que te tienta a pecar, y luego te acusa de hacerlo- y, sobre todo, negándote a ti mismo, hallarás la victoria que está ahí para ti.

De este tema trata, con su simpatía habitual, La Hormiga en su tema "El Toro", cuya letra os incluyo a continuación, junto con las bendiciones del Orgullo de Judá:

EL TORO
El toro es un salvaje
que lucha con mi ser
El toro es un salvaje
a más no poder
El toro quiere todo
todo para él
Él es el enemigo
que está en la piel
El toro te arremete
quiere apurar
Si yo no hago algo
conmigo va a acabar

(chorus)
Sacrifiquemos al toro (x3)
Sacrifiquémoslo…

El toro no es cordero
Él quiere destruir
Él es pecaminoso,
sucio y vil
Al toro no le importa
si vos querés cambiar
El toro lo que quiere
es rascar al personal
Acaba con tu toro,
matalo de una vez
Mirá que es como el polen
tú puedes recaer

(chorus)

El toro es agresivo
tiene maldad
Al toro no le gusta
que busques santidad
Muchos confían en la fuerza de su toro
Yo no confío porque el toro no es mío
Toro, bestia, salvaje es este cuerpo
cuidate, te digo, te queda poco tiempo.

(chorus x2)

Todos los toreros
presten atención
sepan que este toro
es una maldición
El toro es tu carne
El toro sos vos mismo
Si no te controlás
caés en el abismo
No hay otra manera
No es para dominarlo
Dios te dará la fuerza
para sacrificarlo

(chorus x2)

domingo, 1 de marzo de 2009

El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde

"¡Ay de los sabios en sus ojos,
y de los que son prudentes delante de sí mismos!"

Isaías 5:21


Estas palabras del profeta Isaías me han estado llamando fuertemente estos días. Es una palabra simple, clara y poderosa: no hay sabiduría, ni prudencia, ni moralidad posiblemente correcta, hecha por el hombre. No entra en nuestra capacidad, porque nos hicimos corruptos y ciegos. Como expliqué en mi entrada previa, es inconcebible que los humanos manchados de pecado podamos entender -discernir- la voluntad de Dios para nuestras vidas, de modo que tratamos de suplirla con la nuestra y esperar lo mejor. Damos pie a revoluciones, guerras, prejuicios. Nos asesinamos mutuamente por no tener el mismo credo o color de piel. Especialmente arrogantes, a mis ojos, las Cruzadas... intentando que las Tierras Santas no estuvieran en poder de musulmanes, pero tampoco de hebreos, que eran "indignos" de ellas al haber abjurado de Jesús. En nombre del Señor, sin preguntarle.

A estas alturas, todo el mundo conoce la famosa obra de Stevenson que da nombre a esta entrada. Se ha parodiado repetidamente, y popularmente trata de un científico loco que inventa una poción que le transforma en un enorme bruto. Hasta tal punto, que el increíble Hulk se inspira supuestamente en él, sobre aproximadamente el mismo principio. Pero hay mucho más. Robert Louis Stevenson afirmó haber despertado de una horrible pesadilla e inmediatamente lanzarse a esbozarla, febrilmente, ante el horror que había nacido en su mente. Aviso: lo que sigue es un spoiler, es decir, que explico el auténtico argumento de la novela: si alguien quería leerla, que se salte el resto del post.

Donde Frankenstein era llamado "el moderno Prometeo", Jekyll intenta ser un moderno Jesucristo. Su intención es tomar la dualidad humana, su posibilidad de manifestarse como santos o como monstruos, y poder separarla químicamente. Su esperanza es dar origen a santos artificiales, por mediación del hombre. Sabio a sus ojos, sin respaldo espiritual de tipo alguno, Jekyll diseña una poción con cierto éxito. En efecto, consigue que se manifieste sólo uno de los aspectos de su alma: el negativo, una bestia que se mueve en las zonas mas sórdidas de la ciudad y se oculta en las tinieblas tomando el nombre de Mr. Hyde (hide, en inglés, significa esconder). Lo que no consigue es lo contrario. A lo largo de la novela, su tentación en volver a hacerse malvado y gozar de los placeres prohibidos que alimentan a Hyde se acrecienta, y vuelve a tomar la poción. Eventualmente... la poción deja de ser necesaria, y el mal empieza a adueñarse de su ser. En cuanto a conseguir la salvación, avanzando hacia la luz y dejando atrás las tinieblas, Jekyll no consigue dar un sólo paso.

Es una magnífica parábola. La incapacidad humana para salvarse no ha cambiado en los doscientos años que tiene la novela. Jesús ya nos salvó hace dos mil años, y aun mantiene su mano extendida, para que todos los que aun estamos cayendo a nuestra muerte podamos aferrarnos a ella y tener vida eterna. Pero si buscamos sólo nuestra propia sabiduría, o la sabiduría de otros hombres, en vez de buscar la palabra del Espíritu, del que no está contaminado por carne, del Verbo, del Todopoderoso... nos condenamos, carne con carne. Como suele decir Fiore, "es absurdo que esperes que las cosas cambien si no dejas de hacerlas del mismo modo." Lo material no puede salvarse a si mismo.

sábado, 28 de febrero de 2009

Soldados de pleno derecho.

¿Cómo saber por qué puertas entrar o no?

¿Si algo te habla de Dios, puede ser malo?

¿Qué daño hay en hablar con los ángeles de Dios?

Hace poco, una muchacha a la que estoy ministrando en contra de la brujería me planteó preguntas similares a estas. El Adversario utiliza muchas, muchísimas veces, la Palabra de Dios para esconderse. No "La" Palabra, sino pasajes sueltos, descontextualizados, para atraer a los confusos y los perdidos. Esta muchacha, practicante de ocultismo como es, afirmó haber leído la Biblia entera. No lo dudo, pero leer sin comprender es perderse, y como le gusta decir a Fiore -y a Amparines cuando la sacamos del cajón-, "el texto sacado de contexto es un pretexto."

La Virgen María, sin duda, no quiere ser adorada. El glorioso arcángel Miguel, en toda su majestad conferida por nuestro Señor, no quiere que su nombre se invoque en busca de poder. De hecho, sin duda el que lo haga, el que lo hace, encuentra poder de los ángeles... pero no de aquellos ángeles fieles que sólo obran siguiendo orden de Dios, como debería hacer todo creyente cristiano, sino de los que rehuyeron su autoridad.

Hay un don del Espíritu Santo, maravilloso y primordial, llamado discernimiento. Es, sencillamente, la capacidad de distinguir la presencia de Dios, o la ausencia de la misma -que suele comportar manifestación del Enemigo- en lugares, objetos y personas. Se manifiesta, como todos los dones, empezando por la paz y el gozo que prácticamente caracterizan a un cristiano, en un alma despejada, purificada por la sangre de Cristo. Por supuesto, si ese cristiano se ha apartado del Señor y se ha contaminado, la luz nueva que le permite ver eso se enturbia y apaga. No hace mucho que me ocurrió, con dolorosas consecuencias que no detallaré, pero desde luego eso me ha motivado a rendirme totalmente a la voluntad de Jesús para que no vuelva a ocurrir.

Pero esta muchacha que he mencionado afirmaba que su maestra en las artes oscuras hablaba con Dios. Bien, tengo la firme seguridad de que no habla con mi Dios, el Dios de David y Abraham, el Verbo que se hizo carne por mí. Ella puede creer que sí, incluso sinceramente, pero en tanto que humana sin la gracia del Señor, no tiene el don de discernir adecuadamente. Esa mujer, lo sepa o no, llama Dios a Satanás. Están en mis oraciones, tanto la maestra como la alumna, porque la hechicería fue mi gran pecado en el pasado, y hoy siento carga por los engañados por ella.

Aun así, dado que mi discernimiento es más débil de lo que debería, el Señor me llena de precaución en cuanto a conocer a la maestra. He de crecer en Cristo mucho aun, y Él me dirá cuando estoy listo para esa prueba y para luchar por salvar ese alma. De momento, sigo orando, revistiéndome en la sangre maravillosa de Jesús y siguiendo al pie de la letra las instrucciones de la carta a los Efesios: coraza de justicia, yelmo de salvación, escudo de fe, el doble filo de la Palabra, el Evangelio como calzado que guía y sustenta y la verdad ciñendo mis lomos. Cargar con esta armadura constantemente es duro al principio, pero cuando te acostumbras a ella, eres un soldado de Dios de pleno derecho.