martes, 8 de febrero de 2011

FE EN DIOS

Objetivo 6: Establecer lo que recibirán quienes llegan a creer en el Hijo de Dios

Junto con el arrepentimiento de nuestras malas obras de antaño, lo que nos convertía en el “viejo hombre”, es necesario que apoyemos nuestra fe en que Cristo puede cambiarnos. Reconocemos nuestro pecado y aceptamos la verdad de que el sacrificio de Jesús realmente tiene poder para lavarnos, no importa qué mal hayamos hecho anteriormente, y conducirnos a la pureza de un santo. Este proceso es invisible, y por tanto difícil de asumir. Muchas veces vemos a un nuevo creyente que sigue atormentado por los pecados que ha cometido y siente que, en el fondo, aunque tenga la salvación, está condenado a volver a caer en ellos. Esto indica que quieren creer, pero aun carecen de la convicción de que su objeto de fe es real. En Hebreos 11:1 nos advierten que la fe es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. En nuestra época de ciencia y materialismo, este cambio imperceptible al principio, que nace de dentro a fuera de nuestro ser, es difícil de asimilar. Pero la promesa de Jesús fue clara, y él mismo insistió en su veracidad: “De cierto, de cierto os digo: el que en mi cree, tiene vida eterna.” (Juan 6:47)

En Juan 3:14-21 se nos expresan estas dos ideas muy claramente. Es imprescindible poner nuestra fe en Cristo, el Hijo unigénito de Dios, pues sólo así obtendremos vida eterna; de otro modo, estaremos perdidos y sólo nos quedará la condenación. Y Jesús afirma también que aquellos que no creen lo hacen por celo de sus malas acciones. Aquellos que se gozan en su pecado y no se arrepienten aborrecen la luz de la verdad de Dios. El perdón es una ofensa para ellos, porque reconocer que tienen algo de lo que ser perdonados es lo mismo que reconocer que están haciendo el mal. Pero a nosotros se nos exhorta a que vengamos a la luz, “para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. No para Dios, sino “EN Dios”. Son obras del creyente, el que confía, el que se encamina a la luz y tiene vida eterna.

El significado original de “creer en Dios” es “dirigirse hacia Dios”. Su tiempo verbal podría darse a entender como “haberse dirigido hacia Dios y ahora estar en Él”, apoyándonos en su gracia por fe. Como vimos en la lección 5, Jesús es el cimiento del “nuevo hombre”, sobre el que somos edificados y desarrollados. En Él está nuestra fe, toda esperanza, todo bien, y la promesa de la vida eterna.

sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Por qué detrás de un gran hombre?

Ayuda idónea. Es con este concepto en mente que Dios decide crear al segundo ser humano, la varona, la mujer. Me gusta el nombre de "varona", porque denota la igualdad de ambos sexos. La varona es un ser igual de valioso que el varón; sólo hay una diferencia de género, lo cual incluye diferentes capacidades y aptitudes, distintos puntos fuertes que los del hombre, pero no menos importantes. Con esta idea, el Señor muestra a Adán todas las bestias de la creación, y le da ocasión de darles nombre y conocerlas, pues sobre ellas gobierna, "mas para Adán no se halló ayuda idónea para él" (Génesis 2:20). No se halló ayuda, pero, ¿quién fue el que lo comprendió? ¡Sin duda, el Señor, habiéndolos creado a todos, lo sabía muy bien! De esta forma tan sutil se le dió a conocer al heredero de la Creación que no habían otros seres semejantes a él, y que era único. En el hombre "el simio se encuentra con el ángel", dicen; somos carnales y espirituales a la vez, un don exclusivo de la humanidad.

(Vale la pena, en este punto, mencionar que existe la opinión racista de que las razas que el filosofoide de turno eran inferiores estaban entre los animales, y que por eso se le dió la oportunidad a Adán de escogerlos como sus compañeros, porque tenían forma humana. ¡Como si Dios no nos guiara siempre a un camino perfecto y ya previsto en su conocimiento! Es de las ideas más repulsivas que he visto intentar interpretar de la Biblia…)

Así, Adán fue sumido en sueño, y se tomó de él una costilla. Es uno de los muchos huesos del cuerpo, uno del que poseemos varias "copias". Pero a esos efectos, el Señor bien hubiera podido quitarle a Adán una muela. O un mechón de cabellos. Seguro que no está más allá del poder de Dios dar forma a la varona a partir del apéndice de Adán. Pero escogió Jehová una costilla, uno de los huesos que protegen pulmones y corazón. Yo pienso que es porque era importante que la mujer diera aliento y coraje al hombre. Cuando más adelante cayeron, imagino a Adán desolado, apartado de la presencia constante de Dios, hundido. ¿Se ahogaba, con el primer ataque de ansiedad jamás conocido? ¿Su corazón trataba de retorcerse, de culpar a Eva de traerle el fruto en vez de aceptar su propia culpa, de detenerse en un infarto homicida?

Sin duda, llorando con él, Eva le abrazó y le dió fuerzas, hasta que respiró de nuevo plácidamente, hasta que sus latidos volvieron a su ritmo normal. La mujer fue su ayuda idónea, su aliada, su fuerza. Ella le dió consuelo cuando aprendía con él a sobrevivir en el mundo que conocemos. Le dió hijos, en los que Adán reconoció la bendición de Dios. Le enseñó a perdonarse a sí mismo en vez de a culparla a ella, igual que ella tuvo que comprender su responsabilidad en vez de culpar a Adán de no haberla disuadido para que confesaran y se arrepintieran. Fijaos que el efecto del fruto no se dió hasta que ambos lo hubieron comido; esto nos demuestra algo importante. El papel del hombre en la pareja es protegerse a sí mismo, a su esposa y a su familia. Adán quizá hubiera podido negarse a comer del fruto e impedir la caída en desgracia de su familia, pero deshonró su papel y eso les costó la pérdida de la gracia.

La mujer es igual al hombre en valía, pero es diferente en aptitudes y capacidades. Una pareja idónea se complementa y fortalece mutuamente. No comprender esto ha traído infelicidad a muchas generaciones. La capacidad de la mujer de organizar, de comprensión abstracta, de adquirir la perspectiva completa del bosque (hechos estos demostrados científicamente), es perfecta para combinarse con la habilidad masculina de actuar, de comprender elementos concretos y de poder trabajar con un árbol tras otro. Las mujeres probablemente pueden aprender a cocinar mejor al poder coordinar la preparación y cocción de unos y otros ingredientes. Dicho esto, también serán sin duda mejores tácticas y estrategas militares que los hombres, por los mismos motivos.

Detrás de los grandes hombres, cubriendo sus necesidades, poniéndose detrás voluntariamente porque es la forma de empujarle hacia adelante y hacia arriba a la vez, hay grandes mujeres. No es coincidencia; es el camino ideado por Dios nuestro Señor.

It must have been cold there in my shadow,
to never have sunlight in your face.
You were content to let me shine,
you always walked a step behind.

I was the one with all the glory,
while you were the one with all the strenght.
Only a face without a name,
I never once heard you complain.

Did you ever know that you're my hero,
and everything I would like to be?

I can fly higher than an eagle,
cause you are the wind beneath my wings.

(Debe haber hecho frío allí a mi sombra,
sin tener nunca la luz del sol en tu rostro.
Estabas contenta de dejarme brillar,
siempre caminaste un paso atrás.

Yo era el que tenía toda la gloria,
mientras tú eras la que tenía toda la fuerza.
Sólo una cara sin nombre,
y ni una vez te oí protestar.

Alguna vez supiste que eras mi héroe (o heroína),
y todo lo que quisiera ser?
Puedo volar más alto que un águila
porque tú eres el viento bajo mis alas.)

domingo, 30 de agosto de 2009

Así NO

Muchas veces habréis visto repasar el pasaje de la Armadura de Dios descrita en Efesios. Es famoso e inspirador, pero a menudo da una impresión equivocada. Parece que hay demasiados lectores que entienden que esa armadura pertenece sólo a Dios, y que es Él quien la viste para defendernos. Hay gente que entiende el elegir a Cristo frente al Diablo más o menos así:


Y no es así. Recordad que cuando le reconocemos y aceptamos como nuestro salvador personal, "vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mi" (Gálatas 2:20). Él crece en nosotros, y sobre nosotros manifiesta Su armadura; recordemos: coraza de justicia, cinto de verdad, calzado de evangelio de paz, escudo de fe, yelmo de salvación y espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Así que nada de Pokémon Jesús, sino Caballeros de Jesucristo (cuando lanzan sus ataaaqueeees, entonan con fuerza su canción, la canción de los héroeeeees…)

domingo, 2 de agosto de 2009

Yo fui un freak cristiano post-adolescente

Es posible que nuestros lectores asiduos (los dos :D ) se hayan preguntado alguna vez como es que hago tantísimas referencias en mis artículos a personajes literarios, de comic o de películas. La respuesta es sencilla: soy un aficionado acérrimo a ellos desde hace muchos años. Hoy en día tengo veintisiete años y sigo considerando que, buscando en ese campo, se encuentran joyas, verdaderas obras de arte, expresivas y emotivas, que transmiten tanto sentimientos como ideales dignos de ser admirados.

Pero hay que buscar, como digo, porque mucho de ello está enterrado entre montones de material mediocre, cuando no directamente lamentable o hasta negativo. Estuve ciego mucho tiempo a eso, considerando que la fantasía podía quedar totalmente en un aparte de mi fe, y que no tenía nada de malo un tebeo de humor negro basado en violencia sangrienta, o lleno de chistes sexuales y bragas al aire, o en el que la presencia de demonios o brujerías fuera tratado tan livianamente que los protagonistas tratan con unos y usan las otras con normalidad.

La ficción presenta ideales a los que aspirar. Por tanto, debemos elegir ideales correctos y edificantes, que nos inspiren a ser los cristianos que Dios desea que seamos. Así, nuestro obvio ideal debe ser Jesús; no sólo de palabra sino de hecho. Desde luego, es complicado; mis jóvenes hermanas no tienen fotos de Jesucristo con las que forrar su carpeta -y para la mayoría de mis hermanas en cristo quinceañeras, Mel Gibson, por muy bien caracterizado que esté en "La Pasión", se parece demasiado a sus papás para encontrarlo atractivo.


Uno así para mi cuarto


He necesitado buscar la liberación del Espíritu Santo y centrar mi mirada en Dios únicamente para poder darme cuenta de lo cierto que es lo que os he explicado. Y he reflexionado bastante, hasta comprender exactamente qué criterio debo seguir para saber qué cómics, pelis, libros o música me conviene oír y cual no. Y lo resume muy bien este versículo:
"Y dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." (Mateo, 18:3)

Es simple, para saber si voy a ver, leer o escuchar algo, me preguntaré simplemente: "¿ESTO SE LO DARÍA A ESCUCHAR A MI HIJO PEQUEÑO?" Aun no tengo niños, pero lo deseo, y hay mucho de lo que leía que hubiera mantenido alejado de un niño de seis años. Les leería El Hobbit, o tebeos de Spiderman, pero de ninguna manera les dejaría que hojearan Lobo o Berserk. Por otra parte, hay cosas que de demasiado niños no podrán entender, pero que de mayores estarán preparados para afrontar. El horror que presenta El Señor de las Moscas, que de algún modo equivale a todo lo que nos aleja de Dios -violencia, idolatría, asesinato, la degeneración al alejarse de una autoridad benigna- es una grave y bien escrita advertencia para una persona madura, pero a un niño demasiado joven le aterrará sin darle ningún beneficio. Lo mismo para música perniciosa, por no hablar de la directamente blasfema. Hay poesías hermosas incluso en el heavy metal, y no hablo sólo de las baladas, dignas de ser escuchadas, pero también hay un montón de basura que no queremos en nuestras vidas de crecimiento en Cristo; de este tema se ha hablado tanto que no vale la pena que me extienda.

Mi idea es que preservemos la pureza de la nueva criatura que somos al aceptar la salvación de Jesús (2 Corintios 5:17), del mismo modo exacto que lo haremos con nuestros hijos. ¿No hemos sido hechos de nuevo como hijos recién nacidos de Dios? Debemos abandonar todas las malas costumbres de la persona que fuimos, del viejo hombre que murió en la crucifixión del Salvador para que naciéramos nosotros, y además resguardarnos de las futuras malas influencias. Estoy hablando todo el rato, como habréis visto, de un discernimiento basado en la lógica. Cuando el Espíritu Santo se mueve en vosotros, la luz de la verdad abre vuestros ojos espirituales, y comprenderéis como hice yo. Llegará el momento en que una obra de cariz negativo hará que el Espíritu os advierta antes de tener que exponeros a ella, y su poder os ayudará a alejarla de vosotros y de los vuestros. Pero hasta entonces, observado vuestro ocio, todo cuanto usáis como una diversión "inofensiva porque es ficción", y decidid si representa, sea obvia o sutilmente, la persona que aspiráis a ser. Pensad si lo daríais a vuestros hijos. Pensad si es un sonido, una historia, un dibujo, una canción o una película que compartiríais con Jesús junto con unas palomitas.

(El título del artículo es una referencia a las películas de "Yo fui un zombie/hombre lobo/vampiro/Fausto adolescente", que aparte de ser bastante menos que un buen ejemplo, son de lo peor del cine de serie B. Sí, todas estas existen. En serio XD )

domingo, 26 de julio de 2009

Más vale bien prometido que mal conocido

Hace tiempo, la líder de jóvenes de la iglesia Renuevo de Vida, de Madrid, nos expuso el miedo como opuesto a la fe. Ambas son reacciones ante lo desconocido; el miedo presupone lo peor, la fe cree en lo mejor. Quizá más que la fe, en este caso, le toque a una de sus seguidoras fieles: la esperanza. La esperanza espera, mientras que la fe sabe. Realmente, el fiel siente la presencia de su Señor, no se limita a aguardar y soñar. Pero sin duda, la esperanza sigue a la fe, y persiguiendo ese sueño de algo superior muchos conocen a Cristo, de modo que ambas se fortalecen mutuamente.

En el Éxodo de los judíos, un pueblo de esclavos, sumiso y temeroso, se enfrentó a la misión de cruzar un tramo de desierto -lo que les llevaría unos días- y desafiar a los poderosos reinos, poblados por hombres altos, fuertes y terribles, en pos de una promesa, una esperanza, dada por Jehová a su pueblo, de que Él entregaría en sus manos una tierra que manaba leche y miel. Algunos estudiosos creen que "leche y miel" alude a ganado y ricos cultivos; otros que era alguna clase de expresión de prosperidad. Como fuere, esta esperanza alcanzó a pocos, y el resto rogaron a Moisés, al que no osaban oponerse, que les devolviera a su cómoda esclavitud. No temían negarse a la voluntad de Dios, sino que apelaban a su ungido. No pidieron valor o sabiduría o comprensión. Pidieron que se les retirara la esperanza.

"Más vale malo conocido que bueno por conocer", dice un proverbio conformista. Un refrán hecho por y para cobardes. A ese pensamiento se aferraba el pueblo judío; los descendientes de Israel suplicaban el yugo de Egipto con más pasión de la que jamás clamaron por su libertador. Destinados a ser el reino más grande conocido, los que debían ser príncipes de los hombres escondían la cabeza bajo la arena e imploraban ser perros bien alimentados. Jehová entonces, como separó la luz de las tinieblas, apartó a los esperanzados y les proclamó que vivirían, pero sólo ellos, entre su generación. Por cuarenta años, los judíos erraron por el desierto en lo que era un camino de pocos días, quizá semanas.

Imagino cómo, durante ese tiempo, nació la nueva generación. Niños que apenas recordaban Egipto o que, simplemente, no conocían más que este viaje incesante. Niños que aprendieron que eran supervivientes, luchadores, protegidos de la deshidratación por la sombra de la nube de Jehová, resguardados del helor de la noche por la columna de fuego de Dios. Alimentados por gracia, con maná y con ave, sin que les faltara agua, y aun así viendo a sus padres, nacidos en esclavitud y criados en cobardía, aterrorizarse ante cada dificultad y desear volver atrás en el tiempo, o acaso ser dejados morir para no sufrir más lo que, para sus corazones despojados de coraje, era un destino horrendo de nuevas pruebas, por más que siempre fueran superadas del mismo modo. Uno por uno, murieron sin ver su destino, la verdad de la esperanza que les fue ofrecida. Pero sus hijos, un pueblo criado en dificultad y victoria, heredaron la tierra prometida.


Si lanzas un anzuelo sin cebo a un lago en el que nunca se haya pescado, los peces lo morderán sin dudar, carentes de miedo a esa cosa que desconocen. Cuando la zoóloga Dian Fossey pasó catorce años estudiando a los gorilas, ellos se extrañaban de su presencia y no se comportaban como de costumbre, pero no la temían -como demuestra que, si la hubieran considerado temible, su instinto se habría impuesto y los machos de espalda plateada y doscientos kilos de peso la habrían despedazado. ¿Qué quiere decir esto? Que el miedo a lo desconocido es una costumbre adquirida por el hombre, e incluso vinculada a su espíritu incompleto tras incontables generaciones de espíritus de cobardía construyendo su fortaleza en el corazón humano. Pero en Cristo, como las nuevas criaturas que somos, ese miedo ha de caer.

El miedo a lo desconocido nos aferra a lo conocido, por malo que sea. El miedo a lo desconocido es miedo al posible mal, pero también a la esperanza. Temer a la esperanza, ¿tiene algún sentido? Para el Israel que partió en un Éxodo de cuarenta años, lo tenía. Para la generación de este siglo, lo tiene, y ves jóvenes limitándose y temiendo, y dejando de llevar a cabo la obra para la que hubieran estado destinados por miedo a abrigar una esperanza y que se derrumbe.

"Lo he comprendido por fin", dice Kaos, un personaje de comic sometido a pruebas que no se ve capaz de soportar como parte de su intento de ayudar a cambiar un mundo injusto. "Relatar un sueño, reunir los sueños de muchas personas, convertirme en su paladín… y al final no ser capaz de cumplirlos… ¡¡…es un pecado terrible!! Por fin lo he comprendido… ¡¡… es el peso del pecado de soñar!!" Pero apenas minutos después, este hombre al que los demás ven como un muerto en vida, descubre las pruebas que ha tenido que pasar, en este mismo tiempo, la mujer que amó en el pasado. Comprendiendo lo débiles que habían sido sus convicciones y sueños como para haberse derrumbado tan fácilmente, osa oponerse al hombre que le había castigado para dirigirle estas palabras: "Sin sueños, un hombre acaba muriendo. Pero si uno tiene sueños… y no trata de llevarlos a cabo, acaba pudriéndose. ¡¡Por eso la única manera de compensar el pecado de tener un sueño es tratar de llevarlo a cabo!!"

Por supuesto, esta es una definición de pecado muy influenciada por la idea budista de que salvarse es no desear nada -toda una religión basada en que tu misma esencia sea conformismo, Dios me guarde- y que no comparto, pero transmite lo que quiero decir. Persigue tus sueños, y recuerda las promesas dadas a los hijos de Dios desde Josué: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres."

Para que yo tampoco lo olvide, el Señor me ha dado otra promesa a mi en Josué 1:3, que acompaña a la que ya me ofreció en Lucas 12:32. He aquí, pues, el lema del Orgullo de Judá:
NO TEMÁIS, MANADA PEQUEÑA, PUES A VUESTRO PADRE HA PLACIDO DAROS EL REINO. YO OS HE ENTREGADO, COMO LO HABÍA DICHO A MOISÉS, TODO LUGAR QUE PISARE LA PLANTA DE VUESTRO PIE.

¡Que Dios os bendiga!

jueves, 18 de junio de 2009

las metas.

Las metas son muy importantes en esta vida, pero yo creo que lo mas importante es el camino, a ver me explico:
A ver cuando tenemos nuestras salidas de princesas, cuando vamos a algún lado,y el tiempo apremia, llegamos tarde o nos perdemos, yo siempre les digo a las niñas, lo importante no es llegar es la compañía, es lo que hacemos para llegar, creo que la vida es igual, es importante tener metas, pero mas importante es lo que hacer y con quien para conseguirlas.
Yo por ejemplo, me puse como meta tener un "bacala de ong payasil", pero hice un alto en el camino para descansar y me di cuenta que había una vifurcacion, un camino un poco mas pequeño, mas estrecho y complicado, y en el fondo del camino un "payaso rokero y poeta" bueno no es ni por asomo la meta que yo me había puesto, pero aun que me sera mas duro el camino, se que es de Dios que lo siga, y me que encontrare pequeñas rosas azueles dejadas por mi payaso, y pequeños cuentos, y poesías, abra discusiones, o devates, pero se que cuando llegue a la meta abre disfrutado, abre luchado, y al final cuando lo consiga sera mio, por que nadie mas abra luchado por el, y que apartir de hay vendrán metas mucho mas fuertes y difíciles, pero que no estaré sola para superarlas.
A si que hermanos leones, la conclusion seria, lo importante no es llegar si no el camino.
Os quiero mucho: Princess, Angel y J.P( futura mosca.C)

lunes, 1 de junio de 2009

Heroes or Zeroes

"Héroes o Ceros"; es un dicho americano, un juego de palabras de significado muy claro. Nadie quiere ser un cero, pero exactamente, ¿qué conlleva ser un héroe?

Para mi un héroe es alguien que hace lo que debe hacer, le sean favorables o no las consecuencias, le sea fácil o difícil. Esto es fácil de entender. Ahora, ¿qué es lo que uno DEBE hacer? Los cristianos tenemos marcada una misión, un deber, claro y conciso:
"Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos en Jerusalem, en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra." (Hechos 1:8) Somos los testigos de la realidad de Jesús, de la nueva vida que Él nos dió, y de su promesa de salvación. Por eso extendemos el evangelio y nos hacemos misioneros, y hablamos con su Palabra y con nuestro ejemplo a todo el que nos conoce. ¿Somos héroes?

Cuando te sobrepones a la vergüenza, pides a Dios que guíe tus palabras y entregas sonriente a un desconocido un folleto cristiano, sabiendo que puede empezar a hacerte preguntas que te asusta no contestar adecuadamente, ¿no eres un héroe?

Cuando te quitas tiempo de estar con tus amigos, de tus aficiones, de tus gustos, y lo dedicas a estudiar para encontrar un mejor trabajo, incluso cuando ya tienes empleo, pero tu ambición e ilusión te animan a seguir prosperando, ¿no eres un héroe?

Cuando pasas dos días en ayuno y te centras en dedicar el tiempo de tus carnalidades a estar en comunión con Dios, dejando que su presencia te complete, te restaure y te purifique, para que el Espíritu sea manifiesto en ti como dice Hechos, ¿no eres un héroe?

Cuando dejas de distraerte y recuerdas tu sueño de ser escritor, y decides hacer esa entrada de blog que te inspiró un diálogo que leíste hace poco para que sea conocida, ¿no eres un héroe? Quizá aquí no tanto, pero para mi es importante.

J. M. Straczinsky es el autor que ha inspirado la mayoría de reflexiones sobre el Señor basadas en comics de este blog. Este diálogo me pasó por alto la primera vez que lo leí, hace años. En una relectura, no puedo dejar de repetirme que, o el autor es creyente, o comprende que Dios es más grande que la vida. Para los que no sean muy seguidores de Peter Parker, el Hombre Araña, les diré que él decide hacerse héroe cuando, después de haber recibido sus poderes, deja escapar a un ladrón sin darle importancia; este mismo ladrón asesinará a su tío Ben, que le crió como a un hijo desde la muerte de sus padres. Desde entonces, Spiderman deja de trabajar como atracción televisiva y se entrega a hacer lo que debe, llevado por la culpa y el deseo de redención.

Tras una aventura de viajes por el tiempo el día de su cumpleaños, el mago que le ha guiado en ese viaje le da una cajita diciendo que sospecha que es para él. El mismo mago no sabe de donde viene (aunque en principio llega en plan paradoja temporal, pero no viene al caso) y se la da. Al abrir la caja, sólo en la terraza de su casa, aparece su tío. Quizá le han traído en el tiempo. Quizá le han pedido que baje del cielo. No importa. Su diálogo es este.
"- Dios, quiero contarte tantas cosas… quiero pedirte perdón por tantas cosas…
- ¿Perdón? No tienes nada por lo que pedir perdón, Pete. A mi no.
- Pero te fallé cuando me necesitabas…
- Todos metemos la pata alguna vez. No sólo es inevitable, creo que puede ser necesario. ¿Sabes lo que de verdad me decepcionaría? Que no intentases vivir la vida que quise para ti. Que te conformaras con menos porque tuvieras miedo de conseguir más. Que te alejaras de lo que creías, una sola vez. ¿Has hecho eso? -Peter hace una pausa, medita, y responde:
- No, no lo he hecho.
- Entonces te he enseñado bien, y tu vida tiene sentido. (…) Hagas lo que hagas ahora, sea lo que sea en lo que te has convertido, dime, Peter. ¿Eres feliz? Todos sufrimos. Todos perdemos gente que nos importa. Todos somos heridos. Es el precio de ser humano. Pero a la hora de la verdad, ¿te gusta tu vida? ¿Eres feliz, Peter?
- Aunque parezca una tontería… lo soy. Soy feliz. Tengo una buena vida, una vida my buena. Tengo mucha suerte. A veces no comprendo lo buena que es y cuanta suerte tengo. Pero sí, soy feliz, Ben.
- Entonces, eso es lo único que importa, ¿no?
- Tal vez. Tal vez esa sí sea la pregunta. Pero te echo de menos, Ben. Dios sabe cuanto te echo de menos."

En los comics, el tío Ben ha sido idealizado. Es el estereotipo del padre ideal, que siempre estuvo ahí, severo pero justo y no por ello menos amoroso. Es el padre perfecto que puedes desear tener y puedes aspirar a ser. Es Dios. Es el amor absoluto que entiende que debes cumplir tus responsabilidades para ser mejor persona, que quiere que seas un héroe, y no un cero, y que quiere que tú mismo lo sepas. Straczinsky llevó al máximo esta analogía. Copiándolo para escribirlo aquí, se me ocurre incluso que esa figura de Dios está hablando con un Pedro (Peter), que lamenta su muerte, que siente que le falló, y al que el Cristo resucitado da fuerzas y esperanza. Apacienta a mis ovejas. Haz lo que debes. Ya sé que has fallado, ya sabía lo que el miedo te haría hacer. No te preocupes, estaba escrito. Pero ahora, apacienta a mis ovejas. Yo también te amo. Yo también te echo de menos. Adelante, mi fiel servidor. Sé un héroe.